Todos tenemos un trauma… y lo sabes.
Cuando quiero a jugar a un videojuego, lo hago para entretenerme, divertirme y sobretodo para “transportarme” a un mundo / universo / historia imaginaria, para disfrutar así de una fantástica aventura siendo yo el protagonista de la misma. Da igual quién protagonice la aventura, si es hombre, mujer, ardilla, perro, orco, camello o dinosaurio, la idea es dejarse llevar y sentirte el protagonista dentro del rol que hemos elegido llevar. Hay cosas que se escapan del raciocinio humano en cuanto a videojuegos se refiere, porque en el mundillo consolero todo vale. Bueno, todo o casi todo, porque las cosas que pueden “no valer” también valen si uno quiere. Dejando de lado la filosofía barata en la que acabo de entrar querido lector, voy a comentar algo en este singular artículo que estoy redactando, un artículo diferente, y que os será familiar, ya que much@s de vosotros seguro que habéis vivido algo similar a lo que os voy a contar. En mi caso, no llegó a ser un verdadero trauma, aunque entiendo que para muchos si lo fuera, porque en la actualidad no temo ir a la playa en verano a darme un chapuzón, o a la piscina si se tercia, pero cuando ya hablamos de bucear queridos amig@s…
LA COSA CAMBIA (como decía El Cigala).
Año 1991, SEGA por aquel entonces era bastante conocida y popular, tenía dos consolas de sobremesa en el mercado, una de 8 bits que competía con la NES, llamada Master System, y otra poderosa consola de 16 bits, llamada Mega Drive, que hacía disfrutar a los chavales de la época con sus conversiones de recreativas y juegos arcade propios. En ese año, SEGA sacó al mercado un juego llamado Sonic the Hedgehog (Sonic el Erizo), que se postulaba como buque insignia de la compañía, con el objetivo claro de hacer frente al bigotudo fontanero saltarín de la competencia, un tal Mario se llamaba. El juego de Sonic era un plataformas con un espíritu muy propio, el de superar determinados niveles corriendo a gran velocidad, todo bajo un apartado gráfico muy vistoso para la época, un gran diseño artístico y una banda sonora que aún día sigue sonando en consolas de medio mundo. El juego tuvo muchísimo éxito, y gracias a eso sacaron numerosas secuelas para la misma Mega Drive, adaptaciones para Master System y Game Gear, y una gran proyección de cara al futuro con dicha franquicia.
El juego estaba muy bien, se diferenciaba claramente de los juegos de Mario, ya que en estos títulos, los niveles requerían más exploración, pausa y saltos mejor calculados, en cambio en el juego de Sonic, la velocidad, loopings, muelles y saltos rodantes era su santo y seña, no intentaba ser un Mario, quería tener su propia alma y lo consiguió con creces. Aunque hay una excepción, a lo largo de la aventura, encontraremos un lugar llamado Labyrinth Zone (al escribirlo, me ha dado un tic en el ojo izquierdo), que está ambientado en unas ruinas ancestrales sumergidas bajo el mar, y lo que llama la atención de esa zona, es precisamente el cambio de mecánica jugable tan brusca, ya que aquí iremos de forma lenta y pausada. Pero no todo acaba aquí, a lo largo de estas fases, Sonic necesitará tomar aire en las burbujas que aparecen de vez en cuando para así poder sobrevivir y no ahogarse, porque de lo contrario, empezará una cuenta regresiva de 5 segundos, el tiempo que le quedará para encontrar la dichosa burbuja y tomar aire de ella.
Todo este rollaco que he contado sobre Labyrinth Zone ya lo sabéis todos, y diréis, ¿Y ahora qué?, voy a ir más allá, a mucha gente, con solo pensar en las fases acuáticas del Sonic, ya se echan a temblar, traumas de un pasado no tan remoto que dejan una huella imborrable, y nos preguntamos.. ¿Sonic es el único que necesita aire bajo el agua para sobrevivir? ¿Acaso es el más vulnerable bajo el agua, de todos los héroes plataformeros en 2D de su época? Pues coged una burbuja de aire, e intentad tener localizada otra por si acaso, porque aquí tenéis algunos ejemplos:
MARIO
Este rechoncho personaje, es un ser humano normal y corriente, como puedes serlo tú mismo y nunca ha necesitado burbujitas, ni aire para sobrevivir en los niveles acuáticos de todas sus aventuras en 2D (en los juegos en 3D como Sunshine o Galaxy, si puede ahogarse, pero son niveles de exploración más que de plataformeo puro, tiene sentido). Es más, Mario es un gran nadador, controla perfectamente sus brazadas y sincroniza con sus pequeñas piernas para esquivar a bloopers y cheep cheeps con una destreza asombrosa. Pero las cualidades del fontanero no terminan aquí, ya que su capacidad nadadora mejora con creces cuando tiene equipado el traje de rana (aparecido en Super Mario Bros. 3 en el 1991), un disfraz que multiplica al 100% su adaptación al mar y que logra conseguir maniobras de evasión de enemigos casi imposibles. El disfraz de pingüino es otro a tener en cuenta, de similares cualidades que el de rana, y menos bizarro estéticamente hablando.
ALEX KIDD
Este orejudo personaje, fue la mascota de SEGA antes de la aparición del azulado erizo, y aparentemente parece un mortal más, con sus habilidades propias de un héroe capaz de liberar el planeta Aries de las manos del terrible Janken el Grande. Si analizamos sus incursiones marítimas en el Lago Profundo o el Monte Eterno, podemos observar que el bueno de Alex bucea con suma facilidad, tiene un notable control sobre sí mismo y lo mejor de todo: no necesita aire para poder sobrevivir bajo el mar. Además, tiene la habilidad de destruir bloques con sus poderoso puños. Un fenómeno todo hay que decirlo. No sabemos si en la cúpula de SEGA veían a Alex como a un ser superdotado y ultra-poderoso, por el mero hecho de poder sobrevivir en el fondo marino sin aire, aún así, se encargaron de que eso no ocurriera con el puercoespín azulado, el relevo de Kidd como imagen de la compañía y franquicia estrella.
RAYMAN
Le toca el turno al héore deshuesado, y es que Rayman tiene virtudes de todo tipo, ya que le permite dar puñetazos bestiales, usar su pelo a modo de helicóptero, correr y saltar grandes distancias con suma facilidad, y como no, nadar y bucear como un auténtico campeón. Doy por hecho, que este personaje necesita respirar, pero parece que bajo el agua no lo necesita, o mejor dicho, si lo necesita, pero es capaz de aguantar sin aire lo que no hay escrito. Puedo confirmar sin temor a equivocarme, a que Rayman es uno de los mejores (sino el mejor) nadadores sub-acuáticos del mundo de los videojuegos, rapidez, soltura, equilibrio, ataques, piruetas, nada se le resiste a este muchacho, toda una delicia controlarlo bajo el mar y disfrutar de sus aventuras sin temer casi nada.
DONKEY KONG
Ser un gorila en pleno siglo XXI no está mal visto, y mucho menos si eres Donkey Kong, el más carismático y famoso primate de los videojuegos. Llama la atención muchas cosas de este personaje, como por ejemplo el gran salto que posee, sus poderosos brazos y las tremendas habilidades que posee para sortear plataformas. Lo más llamativo es que sea un genial nadador, y llama aún más la atención, que NO necesite oxígeno para respirar bajo el agua. Supongo que como todo primate, necesite respirar para vivir, pero seguro que su capacidad pulmonar es tan grande que es capaz de aguantar sin respirar muchísimo tiempo, al igual que sus compañeros de aventuras Diddy o Dixie. Creo que la clave está en que metabolizan el oxígeno a un ritmo muy lento, algo indispensable para permanecer bajo el agua por largos periodos de tiempo. Parece que estas adorables criaturas, no tienen tope para sorprendernos.
Lo que debe ser, será
Sinceramente, todas estas comparaciones dejan en muy mal lugar a Sonic, hablando claro. Todos los personajes que he comentado, tienen su pose a la hora de ponerse a nadar o a bucear, cosa lógica claro, pero en el caso del erizo azul, no es así. El personaje de Sonic es tan chulo, que se pasea por las profundidades marinas de manera erguida, como si estuviera paseando por Calle Preciados en plena Primavera, no intenta ponerse a bucear un poco o a bracear, pasa totalmente, porque él lo vale y porque sabe que el que sufre con todo esto, eres tú que estás al mando, a él directamente, se la pela. Sonic es un erizo, que necesita oxígeno para respirar, necesita aire como todo ser viviente del planeta, pero… ¿A quién se le ocurrió la genial idea de limitar tanto al personaje bajo el agua? Si con esos ortopédicos y ralentizados saltos ya estaba la jugabilidad mermada y la dificultad aumentada, ¿qué necesidad había de darle la opción al erizo, de respirar o no bajo el agua, para poder salir airosos de esos niveles?
Parece que en el Sonic Team, son todo risas hasta que vas a la piscina con ellos.
Entiendo que quisieran darle un enfoque distinto a las fases bajo el mar, que no fueran tan veloces y dificultar un poco más los niveles, por las impredecibles físicas acuáticas y la peligrosa fauna marina, pero el hecho de que Sonic bajo el agua no nade y se mantenga erecto no lo puedo lograr a entender. No tiene ningún sentido ponerte a andar/caminar bajo el agua como si estuvieras en la superficie, y mucho menos saltar, no hay cosa más inútil en esta vida que saltar con Sonic bajo el mar, a esa acción la suelo llamar ITI, es decir: impreciso, temerario e inseguro. Estos del Sonic Team podían haberse enrollado, y haber inventado mil excusas para que el erizo azul no necesitara oxígeno bajo el mar, hacer “realista” esos actos te sacan del juego (ya que el juego no pretende ser realista, ni mucho menos).
El trauma de la infancia se impregna de dolor y crudeza, te marca, cuando ocurre por primera vez, no necesitas que ocurra más veces, el trauma ya está creado, no hay salida, es tu fin, estás acabado, el daño está hecho. Intentar correr inútilmente bajo el agua, con una lentitud insufrible, mientras escuchas esa apocalíptica música que aumenta de velocidad poco a poco, en ese momento empieza la cuenta atrás sobre la cabeza de Sonic, a lo lejos puedes ver una burbuja de oxígeno salir del suelo, vas hacia ella como si no hubiera un mañana ya que para ti es algo así como el maná, pero al final se nos escapa, está demasiado alta, esperáis debajo a que aparezca otra mientras la cuenta atrás agoniza, termina el contador, Sonic se ahoga y tu gritas ¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!! mientras machacas el mando de Mega Drive sobre la mesa que tienes enfrente. Ese jodido momento marca, mucho más que ir a la “mili” o ver Bambi por primera vez, y lo dicho, no es necesario revivirlo, si sólo te ha ocurrido una vez, el trauma ya lo llevarás contigo el resto de tu vida, puede que lo hayas sufrido ya y no te hayas dado cuenta, y si no lo has hecho, acabará sucediendo, el brote de histeria nauseabunda aparecerá algún día de tu vida, y todo por culpa de este momentazo made in Abyss, de esa dichosa burbujita, esta indescriptible sensación te perseguirá siempre. De hecho, estoy seguro de que si tiramos al fondo del océano a Leon S. Kennedy con los dos brazos atados en su espalda, duraría más sin oxígeno que Sonic, apostaría mi cabeza.
Y creo que no estoy exagerando nada de todo este espinoso tema, no se trata de lamentar nada en general, ni maldecir a los creadores del juego, hablamos de vidas humanas joder. No está bien reirse del mal ajeno, pero cuando estás jugando, deseas no llegar a esos niveles nunca, porque sabes que cuando llegues, estarás bien jodido, ese déjà vu eterno te rondará la cabeza una y otra vez. Tengo amigos que me contaban sus pesadillas nocturnas en mi infancia, que si lo típico, uno tenía miedo de mirar el armario con la luz apagada, que si el muñeco de la estantería me está mirando, que si el cochecito se ha movido solo… destaco la pesadilla de Jaime, me decía que cuando estaba acostado, escuchaba ruidos debajo de su cama, hasta que una noche, se armó de valor y se atrevió a mirar, y vio a un moribundo Sonic ahogándose mientras se le escapaba la burbujita del diablo, inquietante sin duda ya que no volvió a ser el mismo. Porque estoy totalmente convencido de que si Sonic saliera en la película IT (“ESO”), basada en una terrorífica novela de Stephen King, Pennywise (el demoníaco payaso) le diría esto:
—¿No quieres tu barco, Sonic?—dijo el payaso.
—¡Mi barco!—respondió Sonic.
—Así es, tómalo. Aquí abajo hay muchas sorpresas. Y burbujas de todos los tamaños.
—¿Flotan?
—Oh, sí. Flotan, Sonic. Flotan. Y cuando estés aquí abajo conmigo… ¡Tú! ¡También! ¡Flotarás!